Todavía mejor si los ojos son para observar y las orejas para escuchar.
No solemos hacer ninguna de las dos cosas...pero bueno, vamos a intentarlo.
En los últimos tiempos lo visual se ha hecho mucho más importante que lo que pueda entrar por otro sentido. En quienes más se aprecia es en los niños y en los adolescentes.
Es difícil explicar cómo son las tripas de la música si alguien está desacostumbrado a escuchar. A Boris (mi gato que toca el violín y que es como mi hijo) siempre le digo:
—Hijo mío, parece que te han crecido setas en las orejas.
Intento aclararle la música:
—Escucha, ahora la melodía sube, ahora baja, y a la vez suena otra cosita al mismo tiempo y bla, bla, bla....
Entonces me mira con cara de que está oyendo y dice:
—Miau, miau, miau....
En todo caso, cuando le cuento cómo funciona la música y me percato de que le han salido setas en las orejas, se las quito, nos hacemos una tortilla y le pongo este vídeo.
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