domingo, 13 de diciembre de 2015

El pulso de Bea

Las mañanas de diciembre en Madrid a veces tienen un sol delicioso y un azul frío que duele. Visto desde la cristalera del vestíbulo del Auditorio Nacional es incluso más llamativo y hermoso para remarcar un día que muchos no olvidaremos nunca. 



 La Orquesta Iuventas, dirigida por Rubén Fernández, ha ofrecido hoy un concierto solidario en beneficio de la Fundación Vianorte-Laguna en la Sala Sinfónica. Hemos asistido más de treinta personas entre profesores, padres y alumnos de la escuela para apoyar esta iniciativa y para celebrar que una alumna tocaba el piano con ellos. Beatriz García tiene un currículo asombroso y una doble o triple vida para sus múltiples actividades. Y a todas sus grandes capacidades intelectuales se deben añadir la enorme generosidad y la inquebrantable buena predisposición en todo aquello en lo que participa. Y la franqueza. 


Todos sus logros, todas sus empresas están hechas de constancia y de sentido del esfuerzo que siempre vi a sus padres inculcarle cuando aún no tenía piano en casa y estudiaban en la escuela, o cuando al esfuerzo de estudiar un instrumento añadimos otro, porque Beatriz tenía un oído magnífico y sacaba unas notas excelentes y total... ¡Podía con todo esta niña!





 
Pasó por el Conservatorio y los profesores de armonía vieron su asombroso potencial musical y aún hoy seguirán pensando que hemos perdido una gran directora de orquesta porque hasta donde yo sé, Beatriz no compone, pero tiene mucha música en su cabeza y una discriminación auditiva que los que ensayan con ella semanalmente a veces maldecirán. Así que, esta chica hace arreglos orquestales de la música de una banda de rock, transcribe melodías y armoniza, memoriza fragmentos y estructuras rápidamente y en la escuela canta. Porque le gusta. 


 
 Así que, sí. Hoy me he emocionado mucho viéndola tocar el Steinway del Auditorio por muchas razones pero sobre todo porque ha logrado algo que sus profesoras de piano no pensábamos que tuviera en sus dedos. Pero su pasión, su constancia, y el corazón que pone en lo que hace, lo han hecho posible. Y eso en Fama sí lo vimos en ella. Desde el primer día. Está claro que la vida puede estar hecha de muchas cosas y creo firmemente en todas ellas si Beatriz me dice que va a hacerlas. Me siento muy afortunada de tener cerca a alguien así, que me enseña eso cada día.