sábado, 30 de enero de 2016

2016

El año que se llevó a David Bowie (entre otros, claro) se ha llevado también enero a otro planeta en una cuesta abajo vertiginosa. Y al borde de febrero nos debatimos entre el pasado y el futuro. Colocamos en la escuela un fantástico calendario con las fotografías de los que estuvimos y con lo que hicimos, aunque la función real de ese calendario es mostrarnos a los adultos el tiempo venidero del que creemos disponer, de manera gráfica. Los niños no suelen mirar el calendario a no ser que sea su cumpleaños y vengan a por una piruleta porque no miran a largo plazo, no planifican por semanas, no se organizan en una hoja plana. Así que en la escuela repartimos piruletas para los adultos y para los niños, y al poner fotos, los pequeños se notan cambiadísimos y los mayores se ven igual... Y la idea final es que a todos nos entren ganas de hacer cosas fabulosas. A ser posible, siempre con música